Dedicando un ratito al instante presente


Encontremos un punto de equilibrio, una postura en la cual sentimos que seríamos capaces de sentarnos para siempre.
Nos quedamos en esta postura y no la moveremos hasta que termine el ejercicio.
A continuación, quitaremos nuestra máscara social, que está sostenida por las tensiones faciales.
Notando la gran cantidad de energía que normalmente dedicamos al mantenimiento de la máscara social.
No tenemos la necesidad de ser sociables en esta situación
Los ojos han de permanecer abiertos durante todo el ejercicio.
La experiencia de sentir: nuestras sensaciones.
Mantenemos la quietud física que, por si sola, invita a la quietud mental.
Si esperamos entrar en esta dimensión especial, debemos convertirnos en niños.
Percibir la experiencia con el estado de ánimo de un suave asombro,
Dedicamos unos escasos 15 minutos. Y cuando sentimos que el ejercicio ha de acabar, así lo hacemos.
Gracias.

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