Obedecer y mandar


Ante la absoluta obediencia de la voluntad divina está el deber de cada colaborador en la gran obra divina. La voluntad de DIOS puede manifestarse directamente, a través de ti mismo, o también a través de otras personas. Reconocerás la voluntad de DIOS si sometes a un minucioso examen todo lo que se te ordena, incluso lo que está en armonía con "tus convicciones internas". DIOS nos habla a través de nuestras convicciones más profundas:
Debemos obedecerle incondicionalmente. Por lo contrario obedecer a alguien yendo en contra de nuestras propias CONVICCIONES, ya sea por COBARDIA o por MIEDOS, por "querer ser amable" o incluso para obtener beneficios materiales, eso es SERVILISMO y es malévolo, cruel y perverso.
El mandar significa dar a las criaturas ignorantes y débiles algo de poder de la propia voluntad. El amor universal DEBE, reuniendo todas las fuerzas de los pueblos, conducir este hacia el bienestar común SIN atentar contra el derecho de autodeterminación de cada individuo. Pero quien quiere imponer su propia voluntad sobre los demás, por motivos egoístas y sin una pizca de amor, y viola el derecho de autodeterminación de los individuos, está convirtiendo esta cualidad divida del MANDAR en una crueldad maldad, tiranía.

Un fragmento del libro titulado Iniciacion

Autora Elisabeth Haich

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